16 junio, 2009

Cine para educar

Los domingos como ya he dicho muchas veces, es día de Lolita y su nano ven "cine clásico".
Este domingo tocó "Capitanes intrépidos", dirigida por Victor Fleming en 1937 e interpretada por Spencer Tracy.

Este tipo de películas son buenas para que las vean los niños (a partir de 10 años), pero también considero que son necesarias para los padres. Hoy en día, la tele parece que es la solución a los problemas. Quiero decir que hay más de un programa de televisión cuyo objetivo es enseñar a los padres ciertas pautas para que eduquen a sus hijos. A mí estos programas me parecen un circo, pero es sólo mi opinión. Puede que a otra gente sí que les sirva.

Considero que una buena película puede hacerte reflexionar mucho más porque el cine tiene la capacidad de dejarte huella...

El otro día recomendaba ¡Qué verde era mi valle! de John Ford. Una película que me hizo reír y llorar y que me sorprendió por los valores que representaba.

Capitanes intrépidos es de esas que también está cargada de valores. Valores que a veces tengo la sensación de que están en peligro de extinción. De vez en cuando miraba de reojo a mi nano, él se reía igual que yo y no se movió del sofá en dos horas, lo que significaba que la película le interesaba y la estaba entendiendo. En el momento dramático me concentré para no llorar (porque cada vez que puedo, reconozco que abro el grifo). A mi nano también lo noté tenso, buena señal. The End. ¿Te ha gustado la película? Sí, mucho. ¿Y a ti? A mí me ha encantado...

Y cuántas preguntas me hago después... ¿Es recomendable dar una bofetada a tiempo?, ¿Qué medios tiene un niño para madurar?, ¿Cómo puedes ayudarlos a afrontar la muerte de un ser querido?, y podría seguir pero no estoy en un clase...

Esta canción me la cantaba mi abuela de pequeña...



4 comentarios:

comunllum dijo...

Buf... Ya no la recuerdo. Y mira que la habré visto veces en aquella famosa "Sesión de tarde".

Saludos!

Superfucker dijo...

"Capitanes intrépidos" es fantástica...una de esas películas que, si un día tengo hijos, me gustaría que vieran conmigo, al igual que hice yo junto a mi abuelo con tantas y tantas películas clásicas que, visto con la perspectiva del tiempo, me parece ahora que contribuyeron a forjar mi educación en valores y mi sensibilidad.
Cine de aventuras puras (es que Rudyard Kipling tenía ese espíritu aventurero que pocos elegidos como él,Verne o Stevenson sabían transmitir como nadie), pero con esa pátina moral que el actual cine de aventuras no tiene. En el cine de antes, los giros argumentales acostumbraban a ser conflictos morales, y se distinguía a los héroes por las decisiones que tomaban frente a éstos. En el cine de ahora, los puntos de inflexión narrativos acostumbran a llegar a mamporrazos.
Baste un ejemplo..en el cine de romanos antiguo, se enfrentaba como epicentro dramático de toda la acción a la nueva moralidad de la secta de los cristianos contra la crueldad del imperio romano ya establecido. En la película "Gladiator" (buenísima, por otro lado) se nos propone una especie de parábola deportiva en la que el héroe triunfa por que, más allá de que la razón le asista o no, es capaz de arrear hostias con más buen oficio que nadie.
Algo hemos perdido en el camino...

Superfucker dijo...

...por cierto, el final de "capitanes intrépidos" me da mucha rabia, creo que necesita tijeretazos por todas partes. Es demasiado lacrimógeno...casi como si cogieran al niño-espectador por las solapas y le obligaran a llorar. Cuando Spencer Tracy muere ya está todo vendido, y alargan la historia excesivamente. Tampoco es cuetión de terminarla de un plumazo, pero el funeral y la reconciliación con papá millonetis podían haberse ventilado en cinco minutos MÁXIMO. Los terceros actos, cuanto más cortos, mejor. Es de manual.

moonriver dijo...

Lástima que cada vez se escriban menos guiones así.