31 marzo, 2008

De quita y pon

Unas se quitan la ropa y otras se la ponen. Hoy dejo dos fragmentos clásicos del cine que se me quedaron grabados en la retina. Son dos claros ejemplos, para mi entender, de erotismo. Cualidad que hace tiempo que no veo en una película...
El primer fragmento es de Gilda, cómo no, transformada en sex symbol de los 40. Quién no recuerda la canción "Put the blame on mame" mientras se quita el guante (y el guantazo posterior de Glenn Ford). En España fue censurada esa parte, aunque supongo que Franco sí que disfrutaría de la película entera en el salón de su casa...
El segundo fragmento se trata de El Graduado, película de Mike Nichols que también ha pasado a formar parte de la historia del cine. Lanzó la carrera de Dustin Hoffman, la bso fue compuesta por Paul Simon (de Simon & Garfunkel) y la sociedad americana se llevó las manos a la cabeza por el atrevimiento sexual del film. ¿Cómo una mujer casada con hijos y respetable se podía liar con un jovencito?

4 comentarios:

jesus (of suburbia) dijo...

Qué bien escogidas las escenas de esta entrada. Me quedo especialmente con la de El graduado (Gilda no me gustó tanto). La verdad que de El graduado se podrían poner tantas y tantas escenas. Ésta es formidable. De lo mejor de la historia del cine, y más por lo que supuso la película para aquella época, como bien dices. Besos.

Anónimo dijo...

Veo que os gusta el cine. Y os gustaría sber detalles de la realización audiovisual? como hacer que la imagen impacte... se pueden conocer todos los detalles en KULTURCAM , donde se tratara de este tema en un taller donde puedes asistir con al sola inscripcion en servicam. Si quereis saber más, en http://kulturcam.blogspot.com/

Anónimo dijo...

En las peliculas llamadas "españoladas"hay un "mogollon" de erotismo,erotismo subliminal que aun mella mas.

Jordi Revert dijo...

Sí, sobre todo durante el ozorismo... (ironía)

Pues sí dos de los momentos más eróticos del cine. Sólo quitándose un guante, Rita consigue que te la imagines desnuda enterita. Y cuando pregunta quien quiere bajarle la cremallera, uno no ve el momento de meterse en la pantalla y abalanzarse sobre ella.